Las fiestas de Sants ya tienen ganador. La calle de Valladolid se ha llevado con un total de 336 puntos el premio en la edición de este año del concurso de decorados, superando a las calles de Finlàndia (331 puntos) y de Papin (328 puntos), que han quedado en segundo y tercer lugar, respectivamente. Con este veredicto, el jurado ha querido reconocer la calidad y originalidad del decorado inspirado en el universo de Jules Verne. La comisión de la calle de Valladolid toma así el relevo de la de Finlàndia, que se impuso el año pasado con 251,5 puntos gracias a su reinterpretación de uno de los típicos mercados navideños que podemos encontrar en muchos países nórdicos.

La entrega de premios ha tenido lugar esta tarde en el parque de la España Industrial y ha contado con la presencia de la concejala del distrito de Sants-Montjuïc, Raquel Gil, y de varios representantes de los diferentes grupos municipales. Tanto Gil como la presidenta de la federación de comisiones del barrio, Aina Puerto, han coincidido en reconocer todo el esfuerzo del vecindario y han pedido como deseo para el próximo año que haya algún nuevo participante para recuperar la caída fulgurante que ha sufrido el concurso en la última década.
En cuanto a la edición de este año, el jurado ha confirmado los pronósticos y ha coronado a la calle de Valladolid, la gran favorita en todas las apuestas. La excelente factura de las diferentes figuras que conforman el decorado, con un volcán que emite humo, grandes setas luminiscentes, planetas, un cohete y un submarino, esta vez no ha dado lugar a rivalidades y ha inclinado claramente la balanza a favor de esta vía. Cabe recordar que el año pasado se quedaron a las puertas de la victoria, alcanzando la segunda posición con el decorado dedicado a las mujeres costureras de antaño. De hecho, este año las calles de Valladolid y Finlàndia se han intercambiado las posiciones que alcanzaron en 2024. En el discurso de la victoria, uno de los representantes de la comisión recordó que este año no ha sido especialmente fácil para la comisión ganadora, que ha sufrido una inundación y además ha perdido a Conchita, una de sus integrantes históricas. «Ha sido un año muy duro… Esto más que una comisión es un grupo de amigos y estoy orgulloso de mi gente. A disfrutar de la fiesta mayor», concluyó.

El jurado también ha concedido tres menciones especiales. En la categoría de mejor detalle artístico, el ganador ha sido la calle de Alcolea de Dalt con su circo catalán. El reconocimiento al decorado más original ha sido ex aequo y se lo han llevado las calles del Guadiana y de Alcolea de Baix. El premio al mejor techo de este año ha terminado en manos de la calle de Finlàndia. En cuanto al ranking total, completando los cinco primeros lugares, en cuarta posición se ha quedado la calle de Alcolea de Baix (309 puntos), seguida de la de Sagunt (307 puntos).
Un pregón por la supervivencia de la tradición
La edición de este año de las fiestas de Sants comenzó el pasado 23 de agosto con un pregón reivindicativo en contra de la gentrificación a cargo de dos actrices del grupo de teatro La Calòrica, Esther López Martín y Júlia Truyol Caimari. En su discurso, las intérpretes enfatizaron la cronificación de problemáticas como la masificación turística o la escalada del precio del alquiler, que en barrios como este ha derivado en una verdadera crisis de la vivienda. También se habló del fenómeno de los expats -es decir, extranjeros de poder adquisitivo medio alto, muchos de los cuales son nómadas digitales, que viven en un país, pero trabajan a distancia en otro– como uno de los factores que atacan directamente contra la supervivencia del modelo tradicional de este tipo de fiestas mayores, que se basa en la colaboración vecinal para montar los decorados.
Después de arrastrar la pérdida de casi una comisión por año desde 2010, cuando participaban hasta 22 diferentes, la cifra este año ha logrado estabilizarse en las once agrupaciones. A pesar de la victoria que supone no tener que contar nuevas bajas desde la edición del año pasado, el vecindario sigue denunciando que en muchas calles hay una falta de relevo generacional que, sumada a la expulsión de vecinos de toda la vida, compromete la supervivencia de las comisiones y, en definitiva, de la tradición como tal. A todo esto, se debe añadir también la falta de respeto por el trabajo realizado por parte de ciertos ciudadanos, que se tradujo de nuevo en destrozos solo unas horas después de finalizar con la colocación de los decorados, como denunciaba este fin de semana la calle de Finlàndia. Todo esto dibuja un escenario bastante adverso que convierte a las once comisiones supervivientes en la verdadera Galia de Sants.