El Sónar, uno de los festivales musicales más emblemáticos de Barcelona, con más de tres décadas de historia, está viéndose afectado de lleno por el genocidio en Gaza, con cerca de 53.000 personas muertas, entre las cuales hay más de 15.000 niños. El Sónar está vinculado con el fondo proisraelí KKR (Kohlberg Kravis Roberts) y esta relación ha llevado a la cita musical barcelonesa a sufrir hasta ahora más de 50 cancelaciones de artistas, actividades y expositores, los últimos de los cuales han sido Arca, y Rone X y LA(HORDE) con el Ballet Nacional de Marsella. Por ahora, el Sónar sigue adelante -está previsto que se celebre del 12 al 14 de junio- y la organización trabaja en un programa sustitutorio para cubrir las ausencias de las suspensiones. La situación es tan grave que el festival ha creado un espacio en su web en el cual pretende responder a las preguntas y preocupaciones del público y condena «el genocidio sobre el pueblo palestino».

Desde 2018, el Sónar es propiedad de Superstruct Entertainment, una empresa que gestiona más de 80 festivales en todo el mundo. Según el festival barcelonés, en ese momento Providence Equity Partners era el principal inversor de Superstruct. El otoño pasado, «Providence se retiró y vendió su participación a un consorcio formado por KKR y más de 90 inversores». El Sónar asegura que «fue una operación puramente financiera», en la que no tuvo «ni intervención, ni voz, ni voto». Y añade: «No ejercemos ninguna injerencia ni control sobre sus decisiones de inversión o su funcionamiento». Por otro lado, el evento, que el año pasado cerró con más de 150.000 asistentes, subraya que no se ha enviado ni se enviará ningún euro a KKR y todos los beneficios se invertirán en ediciones futuras del festival.

Esta valoración del Sónar contrasta con la que hace el movimiento BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones), que apoya la causa palestina y pide el boicot al Sónar porque el festival barcelonés no ha abandonado todas las relaciones “cómplices” según los objetivos prioritarios marcados por el BDS.

El público disfruta de uno de los conciertos del Sónar / ACN

Otros festivales afectados

La situación que vive el Sónar no es única. Otros festivales emblemáticos que se celebran en el Estado, como el Viña Rock, el festival de Benicàssim (FIB) o elArenal Sound, son de Superstruct Entertainment, y ahora forman parte del consorcio en el cual está el fondo proisraelí, con negocios inmobiliarios en Palestina. Diversos artistas, como Fermín Muguruza, Taotiko, Sons of Aguirre, los Porretas o Reincidentes, se han desvinculado del Viña Rock. En un post en las redes, Reincidentes decía a mediados de mayo que no volverían a tocar en este festival mientras continuase ligado con el fondo proisraelí. En la capital catalana, otras citas musicales importantes tienen vínculos con KKR. Es el caso del Off Sónar, elRow y el Brunch Electronik.

En un intento de apaciguar la situación, Superstruct Entertainment ha emitido un comunicado en el cual pide el fin del conflicto bélico y que la ayuda humanitaria llegue «sin demora» a Gaza. La empresa afirma que operativamente tiene una gestión independiente y toma sus propias decisiones, «basándose en lo que es mejor para nuestros fans, artistas, socios y colegas». Y subraya que «todos los ingresos y beneficios de los eventos y festivales» permanecen íntegramente dentro de su negocio y «se destinan al desarrollo continuo y a la realización de nuestros festivales en todo el mundo».

Este jueves por la mañana, el alcalde Jaume Collboni ha valorado la crisis del Sónar en declaraciones al programa Cafè d’Idees de RTVE. Collboni ha asegurado entender las actitudes de boicot al Sónar, ya que la sociedad debe manifestarse «a través de los instrumentos que tenga». No obstante, él prefiere no hablar de boicot al Sónar. «Las cosas son un poco más sofisticadas, pero entiendo que haya reacciones». Según el alcalde, no hay duda del «genocidio sistemático contra el pueblo palestino en Gaza».

El Ayuntamiento rompe con Israel y Tel-Aviv

En Barcelona, la crisis del Sónar ha tenido lugar en medio del rompimiento de relaciones del Ayuntamiento de Barcelona con el gobierno de Israel y dejando sin efecto el hermanamiento con Tel-Aviv que Collboni había recuperado en septiembre de 2023. La ruptura se hizo efectiva en el pleno del pasado viernes después de que el gobierno del PSC cerrase un acuerdo con Barcelona en Comú y recibiese el apoyo de ERC. El texto aprobado va más allá de un rompimiento institucional y exige el reconocimiento de el Estado de Palestina, y obliga al consistorio a «trasladar al consejo de administración de Fira de Barcelona «que no haya pabellones del gobierno de Israel, ni de empresas armamentísticas o de cualquier otro sector que se lucre del genocidio, ocupación, apartheid y colonización del pueblo palestino». En los próximos días, el Ayuntamiento hará una circular interna con el listado de empresas con las que no se establecerán relaciones, entre las cuales no aparece la empresa KKR porque no forma parte de la enumeración «oficial» de la Unión Europea.

Jaume Collboni en el Pleno del viernes | Pol Solà (ACN)

En declaraciones al TOT Barcelona, la concejala de ERC Rosa Suriñach dice que «la vinculación del fondo KKR, relacionado con la ocupación ilegal de Palestina, con algunos festivales de Barcelona como el Sónar o el Brunch Electronik es incompatible con el compromiso de Barcelona con los derechos humanos. No queremos normalizar colaboraciones con empresas que se benefician de un régimen que es investigado por crímenes de guerra». Desde ERC, se ha dado un paso más y el grupo que encabeza Elisenda Alamany ha pedido a la empresa municipal BSM que revise aquellos contratos con empresas que tengan vínculos con KKR, como puede ser el caso de Ex-Centris, responsable del Brunch Electronik u otros eventos. Barcelona debe ser coherente. No podemos ser cómplices de la ocupación ni blanquear el apartheid israelí a través de la cultura o las instituciones. Con los derechos humanos, hay que actuar, no solo hacer declaraciones».

Una edición pasada del Sónar / Laurent Garnier
Una edición pasada del Sónar / Laurent Garnier

El gobierno de Collboni invitaba al Sónar

La situación en el Ayuntamiento ha sido surrealista, ya que el gobierno de Collboni mientras rompía las relaciones institucionales con Israel organizaba un sorteo para invitar a los trabajadores municipales al Sónar, tal como avanzó el TOT Barcelona. Este hecho generó las críticas de algunos empleados públicos del consistorio, así como del sindicato CCOO. «No es coherente que el Ayuntamiento de Barcelona anuncie que rompe con Israel y con las empresas que operan en los territorios ocupados y al mismo tiempo invite a los trabajadores municipales al Sónar», dijo CCOO en un comunicado interno. Y el colectivo de trabajadores del Ayuntamiento de Barcelona en defensa de la vivienda, A Cobert, denunció “la hipocresía del Ayuntamiento”. Finalmente, el ejecutivo socialista, viendo la incongruencia de la iniciativa, rectificó y anuló el sorteo de las entradas para el Sónar. Suriñach lo ha celebrado y ha pedido que «este año no haya presencia institucional en los actos que organice el Sónar, ya que su propiedad incumple el decreto sobre derechos humanos del Ayuntamiento de Barcelona y una moción aprobada en L’Hospitalet».

Desde el Instituto de Cultura de Barcelona (ICUB), un organismo con concejal propio –Xavier Marcé-, pero que depende de alcaldía, han declinado hacer ninguna valoración sobre la crisis del Sónar. Quien sí ha criticado el fondo KKR ha sido el ministro de Cultura Ernest Urtasun. «No es bienvenido en la cultura de nuestro país». Hace unos días, Urtasun también mostró su preocupación por «la penetración» de este fondo en los festivales musicales del Estado y no le sorprendió en absoluto que numerosos artistas estén cancelando sus actuaciones.

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