Una piña intacta del siglo XV o XVI es solo una curiosidad al lado del barco de 10 metros que ha aparecido en un extremo del futuro aparcamiento de BSM en la Ciudadela del Conocimiento. Los restos, el esqueleto de un barco de grandes dimensiones, son un hallazgo «excepcional» para Barcelona por dos motivos: porque hasta ahora solo se había encontrado uno de características similares, en la Barceloneta, y porque es la primera vez que se encuentran restos subacuáticos a la izquierda de la Ciudadela. «Los mapas de época hasta ahora estaban vacíos en este punto; ahora podremos saber qué pasaba en esta zona de Barcelona en el ámbito portuario», detalló el responsable de la excavación, Santiago Palacios. «Encontrar los restos de una gran nave es una pasada, algo que a los arqueólogos nos pasa una vez en la vida», resumía aún excitado durante la primera visita de la prensa.
Los restos aparecieron el 8 de abril y todavía tardarán dos o tres semanas en excavarse por completo. Hasta ahora ha aparecido el epicentro de la nave, un conjunto bien conservado de 10 metros de longitud y más de 3 de anchura. Se conservan una treintena de cuadernas -las piezas de madera curvadas del esqueleto- y siete andanas del forro -las tablas de madera que recubrían el exterior de la nave. Este tipo de construcción era habitual en la Mediterránea medieval y se extendió por toda Europa a partir de mediados del siglo XV.

Todo indica que la nave fue arrastrada por alguna tormenta. A pesar de que la zona ahora en construcción era agua en el siglo XV -de hecho, la costa no aparecía hasta la zona donde ahora encontramos la Universitat Pompeu Fabra-, alrededor de la nave no se ha encontrado ningún objeto de la tripulación ni carga alguna que haga pensar que el barco naufragó en este punto.
Proceso de excavación delicado
Los responsables de la excavación remarcan que las piezas de la nave deberán extraerse una a una y a partir de ahí comenzará un proceso de cuatro o cinco años para terminar de repararlas y documentarlas. Un proceso único y complicado tratándose de madera, que debe mantenerse húmeda para evitar que se reduzca y termine rompiéndose. Mientras se termina la excavación, un operario riega constantemente los restos, y por la noche se activa un sistema de riego automático por goteo. Una vez en el taller, los equipos de restauración sustituirán progresivamente el agua por resina para poder mantener intacto el legado del barco excavado.


El hallazgo de una primera nave en la Barceloneta, de características constructivas diferentes, había generado expectación en el servicio de arqueología de cara a los trabajos en el aparcamiento que se está construyendo en el antiguo mercado del Peix: la primera obra en años que excava más de cinco metros por debajo del nivel del mar en una zona costera. Son 7.000 metros cuadrados de excavación y aún queda entre un 10 y un 15% por excavar, con lo cual aún podrían aparecer más restos del barco. Las piezas que faltan por aparecer y la investigación posterior permitirán conocer las dimensiones exactas de la nave y su procedencia. Información clave para saber cómo era Barcelona diez siglos atrás.
