En la plaza de Lluís Millet, en medio de Barcelona, una de las siete tiendas de Caganers.com saca humo. Nadal es aún lejos, pero la actividad de estos establecimientos no para durando todo el año. Hay sobre todo turistas, o básicamente turistas, que en la entrada, muy grande, pueden leer el origen de la tradición explicada en una veintena de idiomas diferentes, entre ellos el catalán o el euskera. La empresa Caganers.com nace el 1992, el año que Barcelona se posiciona en el mundo con los Juegos Olímpicos. Más de treinta años después, continúa muy engrasada, con decenas de trabajadores, cinco tiendas en Barcelona, una a Platja d’Aro y una última a Madrid. Y cada año, con un mínimo de treinta novedades. La de este año es llamativa: por primera vez, el gran taller catalán de caganers tendrá una caganera.
Hasta ahora había habido personajes femeninos de renombre; estrellas de la música o la reina Isabel II –la caganera reina, en todos los sentidos– pero nunca una tradicional. «Cómo nadie tiene caganeras, supongo que el año que viene todos los catalanes vendrán para coger una», auguran desde la tienda. «Creo sinceramente que es más guapa que el caganer, porque este, al ser una figura antigua, se ha ido replicando. Pero la caganera tiene toques más modernos, respetando la tradición», añade el director comercial de la empresa, Tato Fernández, que detalla: «Nos ha dado por crecer en un momento en el que la mujer se ha reivindicado. Hace años nos la pedían y era el momento de sacar la caganera, de buscar la máxima paridad».
Las primeras caganeras han llegado a las tiendas este febrero y la idea de la empresa es seguir el estilo de los caganers tradicionales. Hay de diferentes medidas, desde aquellos que hacen 3 centímetros a otros que hacen un palmo. Y con la caganera, será lo mismo. Las primeras ya están en las tiendas y muy probablemente será la gran novedad de la próxima Navidad. Por ahora, la figura calienta motores en las tiendas y llega a manos de turistas, sobre todo.

Caganers todo el año
La empresa ha sabido transformar un elemento exclusivamente navideño en un producto ideal para vender todo el año. «Piensa que el caganer es un gran souvenir. Tú vienes a Catalunya y no puedes llevarte la Sagrada Familia o a Gaudí, pero sí que puedes llevarte un caganer y ponerlo a tu pesebre», dicen en la tienda de Lluís Millet, desde donde también detallan que muchos turistas vienen recomendados por los guías. En todo caso, detrás hay una operación de marketing que funciona: «Hay turistas que no entran a la primera tienda, a pesar de que los llama la atención, y cuando llegan aquí y la vuelven a ver no se resisten».
Fernández teoriza las impresiones que desprenden los comerciales. «Hemos conseguido no estacionalitzar el caganer, que sea un producto que va más allá de Navidad. Hace 30 años que montamos la paradita de Santa Llúcia. Antes los vendíamos siempre en diciembre, pero las tiendas nos han dado la posibilidad de crecer todo el año, porque el caganer es un subvenir catalán que todo el mundo puede llevarse», explica. El director comercial recuerda que antes la gente regalaba caganers porque daban buena suerte, era «símbolo de fertilidad». «Además de una figura del pesebre, el caganer es un artículo de suerte y fertilidad», concluye.

Fernández detalla que pintando caganers pueden estarse «quizás 60 personas» y explica que la empresa ha comenzado proyectos de reinserción laboral, como una colaboración que tienen con la prisión de Figueres. También se hacen talleres con escuelas o visitas a la sala de máquinas. Allá se replican los Messi, los Yoda, o la reina Isabel II, que todavía triunfan. Y desde este año, también la primera caganera que llegará a las casas de forma masiva.