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El goteo de ‘colles’ sin local pone en alerta al mundo castellero

Cataluña tiene 102 ‘colles’ castelleras actualmente, ocho de las cuales están en Barcelona. Ahora bien, no todas disfrutan del mismo estado de salud. En Vilafranca o Valls, por ejemplo, los castillos son más bien una religión compartida en todo el municipio; grandes grupos humanos que cuentan con el apoyo inequívoco de las administraciones locales. Hay otras ‘colles’, en cambio, que tienen más dificultades. En este sentido, el goteo de entidades que se quejan por malos equipamientos es una constante. En Barcelona, los Esquerdats son los últimos que han levantado la voz. Los castelleros del Esquerra del Eixample son los más nuevos –se crea el 2018– y ensayan en el patio de la antigua prisión Modelo. Una imagen que incluso puede parecer romántica, pero que esconde una serie de carencias logísticas que frenan el potencial del grupo.

En conversación con el TOT Barcelona, la copresidenta de la entidad, Laia Seguro, detalla que los Esquerdats ensayan dos veces por semana en el patio penitenciario y que se desplazan al panóptico los días de lluvia. Una situación «insuficiente» para una pandilla que en seis años ha reunido más de un centenar de vecinos y que necesita «estabilidad». «Cualquier actividad de la Modelo prevalece por encima de nosotros», lamenta Seguro, que dice que un par de golpes en el trimestre se quedan sin ensayo. Desde la entidad alegan a la vez motivos de inseguridad. No tienen colchones, ni redes de seguridad ni espacios donde guardar sus objetos personales. Mantienen que «no nos dejan un espacio donde guardarlo» e incluso lamentan haber sufrido algún hurto. «La Modelo es un espacio patrimonial protegido. Se nos ha prometido que en tres años habrá una zona para nosotros, pero son promesas que ya sabemos que como acaban si hay cambios de gobierno», dice Seguro.

Desde la entidad argumentan que ninguna de las alternativas que se han puesto sobre la mesa es plausible. Seguro dice que el Ayuntamiento «responde con evasivas» a la pandilla y que incluso los mismos castelleros han creado una comisión para buscar locales alternativos. «No podemos asumir lo que cuestan económicamente. Nos han llegado a ofrecer alguna escuela concertada, pero nos piden unos importes que ni el mismo Distrito puede asumir», lamenta la copresidenta.

Los Agrietados ensayando dentro de la Modelo | Pandilla Castellera Esquerra del Eixample

La situación de los Esquerdats recuerda a la de los Castellers de Sarriá, que hace nada celebraban un acuerdo con el Distrito que les permitirá ubicarse en una carpa provisional. En este caso, la pandilla deambulaba entre escuelas y centros cívicos sin acabar de cuajar en ninguna parte. Sus imágenes ensayando bajo la lluvia ya son muy virales. La entidad continúa pidiendo un local que se adapte a sus características, pero ven la carpa como un mal menor que frena el caos. La otra ‘colla’ barcelonesa que exige un local es la del Poble-sec. Los Bandarres están en la calle Blesa desde 2013, pero el espacio se los ha quedado pequeño, no está insonorizado y hace frío. Además, pagan cerca de 20.000 euros anuales de alquiler, hecho que dificulta la estabilidad económica de la entidad.

Problemas también fuera de Barcelona

Ahora bien, desde Coordinadora de las Colles Castelleras de Catalunya apuntan que este problema «no es exclusivamente barcelonés». Las ‘colles’ de Badalona y Sant Feliu –para citar dos ejemplos– también viven situaciones similares. Especialmente claro es el caso de los castellers badaloneses, una referencia cultural en la cuarta ciudad más poblada del país y que en tres décadas ha pasado por cinco equipaciones diferentes. El último era el Mercado Maignon. El Ayuntamiento les ha ‘expulsado’ después del desprendimiento de la fachada y ahora ensayan en la calle. En Sant Feliu el caso es diferente. La ‘colla’, con 27 años de historia, hace años que es nómada y la solución al problema del local ha sido incluso motivo de debate electoral entre partidos. El problema de los locales ha llegado incluso a las ciudades más castelleras. Los Xiquets de Tarragona tampoco tienen local.

Una imagen de archivo de la fiesta Castellera Histórica de la Merced del 2019 / Jordi Play
La plaza de San Jaime llena de castelleros y castelleros por la Nodriza de la Merced | Jordi Play, 2019

El presidente de la coordinadora de pandillas, Carles Cortès, acentúa la importancia de tener un local propio «por el crecimiento de las ‘colles'». En conversación con el TOT, el líder castellero remarca que la vertiente social de estas entidades es igual o más importante que los castillos y que un buen local «permite potencial la comunidad, desarrollar varias acciones, guardar material y tener espacio para la canalla». En este sentido, asegura que las ‘colles’ con local propio «se nota que tienen un crecimiento importante, a escala de miembros, de castillos y de implicación en el municipio». «Desgraciadamente –continúa– tal como está el mundo castellero, este tema hoy es un problema».

Cortés cree que todo ello es un problema de «gestión municipal» y pide a las administraciones que se posicionen a favor de las entidades. Desde la asociación castellera mencionan que una ‘colla’ requiere de un local con unas necesidades determinadas, con espacios de seguridad y una dimensión suficiente para levantar castillos grandes. Condiciones complejas de encontrar en el mercado y, en muchos casos, difíciles de pagar. Cortès remarca que solo las ‘colles’ consolidadas pueden «endeudarse» para adquirir un local en propiedad y cree que los ayuntamientos tendrían que facilitar los alquileres o la cesión de espacios. «Hay que explicarlos por qué una ‘colla’ es necesaria y por qué tiene que tener un local», remarca, y cita Barcelona como ejemplo de un Ayuntamiento que «le cuesta entender la vertiente social del mundo castellero».

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