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El motor de los Tres Tombs de Sant Andreu sobrevive en el ‘exilio’

El domingo 14 de enero es el primer domingo antes de Sant Antoni y un día marcado en rojo en el calendario de aquellos abuelos que replican año tras año, con casi las mismas palabras, como era aquel pueblo de la periferia barcelonesa con más de cien masías y unos vecinos que vivían del campo. Por un día, las calles de San Andreu retroceden un siglo, con caballos y carruajes antiguos rodeando el barrio, y el rector de la parroquia bendiciendo a las mascotas. Los Tres Tombs de Sant Andreu no son los más grandes de Cataluña, pero sí los más multitudinarios. Desde la Sociedad para la Fiesta de Sant Antoni Abad remarcan la importancia de este barrio en el legado de una fiesta más bien de pueblo y recuerdan las 10.000 personas que se han reunido los últimos años para vivirla.

Los Tres Tombs de este domingo no serán unos Tres Tombs más. Suponen el centenario de la Sociedad para la Fiesta de Sant Antoni Abad de San Andreu, la entidad que los organiza. Un hito histórico para un grupo de forofos y melancólicos que luchan para que la tradición no desaparezca de las calles andreuensas. Ahora bien, este hito no puede llevar a la confusión. Si bien no se sabe con exactitud qué año empezaron a desfilar los carruajes, el 1922 –año de fundación de la asociación– no es lo primero. El historiador andreuense Pau Vinyas apunta en su blog que los últimos documentos sobre los cuales tenemos constancia datan del 1893. Sea como fuere, la fiesta actual no se entendería sin el impulso de esta entidad ni tampoco sin la historia de la masía Can Nyau, una masía que administrativamente pertenecía a Sant Martí, pero que dentro de la cual solo se hablaba el idioma andreuense.

Los Tres Tumbos a San Andreu por Sant Antoni. tradición, fiesta tradicional, tradiciones catalanas
Los tres tumbos de San Andreu, los más multitudinarios de Cataluña | Jordi Play (2023)

Can Nyau, el epicentro de los Tres Tombs expropiado por el Ayuntamiento

Francesc Puig es como el presidente honorífico de la entidad. Con 86 años acoge el TOT Barcelona en su casa, una masía enorme a Santa Perpètua de Mogoda rodeada de cultivos, vías de tren y la C-58. Es de los que todavía habla de Sant Andreu como pueblo y se refiere al paseo de Gracia como Barcelona. Él fue el último vaquero de Sant Andreu y alma de Can Nyau, la masía que el siglo XX acogió a la mayoría de caballos y carruajes que participaban de los Tres Tombs. Pero en 1992, «el día que el Barça gana la Copa de Europa a Wembley» recuerda la familia, el Ayuntamiento de Barcelona los expropió para unir la calle Once de Septiembre y la rambla Prim. Una unión, por cierto, que décadas después es todavía una incógnita y que los vecinos reclamaron de nuevo en los presupuestos participativos convocados por el consistorio el 2020.

Francesc Clapés, uno de los impulsores de los Tres Tumbos de San Andreu, y antiguo vaquero en la masía de Can Nyau antes de ser expropiada y derrocada.
Francesc Clapés, uno de los impulsores de los Tres Tumbos durante parte siglo XX | Jordi Play

«La expropiación dejó tocada a toda la familia», recuerda ahora el segundo de los cinco hijos que tiene Francesc, Jordi Puig, que ha cogido el relevo al frente de la asociación. La familia todavía guarda fotografías y recortes de prensa de aquella época. Recortes como una noticia del 1992 del diario El Observador que sitúa Can Nyau como «la masía más antigua de Sant Andreu» y apunta como motivo de la expropiación a un informe de los servicios municipales de patrimonio que no le otorgó «un excesivo valor histórico». Años más tarde, y todavía con la herida abierta, la familia lo atribuye a una serie de «revanchas políticas». Viviendo a Sany Andreu, Puig padre se involucró en política. Jordi dice ahora que él «ni hablar».

Antes de la expropiación, los Tres Tombs vivían momentos de gloria. Una decena de familias formaban parte de la Sociedad y empezaban a imaginar como mantener la fiesta en un momento en el que la gente descubría los Volkswagen, los Citroën y Renaults. «Yo no viví la época en que todo el mundo tenía caballos. En mis tiempos ya había pocos, pero muy comprometidos. La gente se preparaba todo el año para el día de Sant Antoni», explica Francesc, que celebra la vigencia de la fiesta, pero avisa que «ahora la gente se mueve por bastantes intereses». Francesc mantiene que antes «había más tradición» y, entre otras, recuerda con añoranza la Guardia Urbana que llenaba las calles de música con aquellas «trompetas espectaculares». Este año Francesc ya no bajará a los Tres Tombs. Sí que lo hará su hijo, que el viernes por la tarde todavía ultimaba los preparativos con ciertos nervios.

Jordi Clapés, de la Hípica Clapés de Santa Perpètua de Mogoda, participa a los Tres Tumbos de San Andreu. Jordi va nèixer en la antigua masía de Can Nyau antes de ser expropiada y derrocada.
Jordi Clapés, a la izquierda, paseando alrededor de su masía | Jordi Play

Decenas de carruajes para llenar Sant Andreu

Jordi Clapés, uno de los muchos Clapés que ha salido de Sant Andreu, es uno de los que mantiene la esencia de los Tres Tombs, en Santa Perpètua de Mogoda. Es su afición, su hobby y una pasión, pero también su trabajo. En este cortijo se apilan decenas de carruajes antiguos a punto para hacer servicio en desfiles, bodas e incluso entierros. «Mi objetivo es tener uno de cada tipo», explica Jordi mientras muestra uno de los últimos que ha reparado, un carro parecido a los que recogían antes la basura. En esta masía también hay carruajes pensados para servicios funerarios, para paseadas escolares y carrozas de coleccionista que servirán para pasear domingo el alcalde Jaume Collboni y compañía. En definitiva, todo de carruajes de un valor histórico y sentimental incalculable. Entre unos 8.000 y 10.000 euros por vehículo si aterrizamos a la realidad.

Este domingo está previsto que desfilen una veintena de carros por las calles de Sant Andreu. La gran mayoría de carrozas saldrán de esta masía, pero también habrá alguna externa. Es más, los Tres Tombs de Sant Andreu despiertan tanto interés que Jordi no descarta que el desfile pudiera ampliarse «si las dimensiones del pueblo lo permitieran». Pero se reúne mucha gente, el Ayuntamiento tiene que poder controlar las calles y la movilidad y «si ponemos muchas más quizás nos dicen ‘basta'». Ahora bien, Jordi explica que hay aficionados de otros municipios –los Tres Tombs se hacen en 60 localidades de Cataluña– que «quieren venir» porque han quedado «enamorados» de las otras ediciones.

Jordi Clapés, de la Hípica Clapés de Santa Perpètua de Mogoda, participa a los Tres Tumbos de San Andreu. Jordi va nèixer en la antigua masía de Can Nyau antes de ser expropiada y derrocada.
Jordi se dedica profesionalmente a reparar carruajes y domar caballos | Jordi Play

La aparición de las entidades animalistas

Una de las grandes diferencias entre los Tres Tombs de ahora y de antes es la aparición a escena de las entidades animalistas. De hecho, este año será lo primero que se hará el desfile con una ley de bienestar animal aprobada en el Congreso de los Diputados y el primero que el desfile contará con un protocolo que obliga la presencia de un veterinario. Jordi tiene claro que tarde o temprano «los Tres Tombs desaparecerán», pero defiende una actividad que, dice, «no es cruel» para los animales. Los caballos que pasearán por Sant Andreu han sido domados y entrenados para «soportar ruidos y caramelos».

En todo caso, los últimos años han estado marcados, en parte, por las protestas de algunas entidades que se oponen a los Tres Tombs. Jordi asegura que últimamente incluso el Ayuntamiento ha dudado sobre la idoneidad de permitir la fiesta, un hecho que encuentra contradictorio porque «todos los políticos van siempre». Sea como fuere, por ahora no se divisa ninguna traba a corto plazo, hecho que celebra el exvecino andreuense, que pide ver esta actividad como «un museo ambulante» y como una oportunidad de ver las calles de Sant Andreu llenos, una imagen que «solo se ve con la cabalgata de Reyes y los Tres Tombs».

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