Los Castellers de Sarrià sonríen a pesar de tener una solución que solo es provisional. Hace un mes que ensayan en una carpa en la calle de Cardenal Sentmenat, entre el punto verde y la estación de ferrocarriles. Una lucha histórica para una colla que suplicaba espacios por el barrio; a veces en el gimnasio de la Escuela Frederic Mistral, otras en la parroquia de Sarrià y a veces en la misma plaza de la Vila. Pero desde septiembre, ya no es una colla nómada. “Hemos solucionado que cuando llueve no nos mojamos, pero hay camino por recorrer. Celebramos cada pequeño paso, pero somos ambiciosos”, advierte el presidente de la colla, David Porta.
La carpa se suma al 25º aniversario de la colla, un hito que consolida a la entidad como una de las más pobladas del barrio. “Más o menos siempre vamos ganando socios poco a poco, ya que entra más gente que la que deja de venir, pero ahora hemos tenido un aumento significativo”, admite el mismo Porta en conversación con el Tot Barcelona. Los Castellers de Sarrià tienen 140 socios y prevén entregar 10 o 15 camisas nuevas en las próximas semanas. “Cuando haces mejoras de locales, todas las collas castelleras mejoran socialmente. Sabíamos que pasaría y así ha sido: la motivación, las ganas de volver de vacaciones y las ganas de estrenar la carpa se notan. Vamos a un ritmo muy bueno”, resume.
Diez camisas nuevas pueden parecer insignificantes en una colla con casi un centenar y medio de socios, pero los beneficios de la carpa han cambiado la dinámica interna de la colla, que ahora sueña con castells más grandes. “Antes éramos 60 y 70 adultos –sin contar niños– en los ensayos, ahora somos unos noventa. ¿Qué implica? Poder plantear un 4de8, que tiene mucha dificultad en el tronco y requiere mucha gente en la piña para hacerlo seguro. Si somos más, podemos trabajar mejor la piña, que es clave”, explica Porta.
La carpa llega después de un año de incertidumbres. Debía llegar a finales de 2024, pero los trámites se retrasaron. Todo saltó hacia febrero de 2025 y finalmente han entrado este verano. La colla pide ahora pequeñas mejoras que acaben de consolidar el espacio. Han conseguido ajustar el suministro eléctrico y resolver los problemas que tenía el portón principal, pero aún quedan flecos técnicos que no terminan de cuadrar a los técnicos municipales.
Aún falta resolver pequeños ajustes en la carpa
Los Castellers de Sarrià avisan que solo tienen enchufes en los baños y en una de las salitas, pero que necesitarían que también estén en la zona de ensayo. Desde el distrito entienden que no es necesario, porque el convenio especifica que es una cesión para una “actividad castellera”, pero David Porta avisa: “Si has estado en ensayos, sabes que es importante. A nosotros nos interesa proyectar las piñas en un proyector, por ejemplo, para poder hacer las pruebas con garantías”.
El otro aspecto importante es el agua. La carpa dispone de ella, pero “no es apta para el consumo”, recalca Porta. El casteller avisa que los ensayos son actividades “de mucha exigencia física” y anima a encontrar una solución para que pueda haber una fuente potable en la zona.
Solución provisional
La solución de la carpa es provisional mientras no se ejecuten los jardines de Oriol Martorell, previstos hacia 2027. La colla admite que, si el distrito no encuentra una solución antes, “tendremos que volver a la calle”. Porta asegura que es un tema que “ocupa” a los responsables municipales y que es un proyecto a largo plazo. En todo caso, recuerda que las diferentes collas de cultura popular, entre ellas también los tabalers y los geganters, han reclamado la permuta total de la Masia de Can Raventós. Las entidades quieren crear un edificio anexo con “poco impacto” paisajístico para poder ubicarse allí.
