El jueves 19 de diciembre alrededor de las 11 de la mañana, las calles del Barrio Gótico de Barcelona están llenas de gente que camina, algunos intentando salvar la Librería Sant Jordi, otros en perfecto inglés comentan lo bonita que es Barcelona o buscan actividades de ocio bastante ‘alternativas’. Si entramos a la plaza de Sant Jaume desde la calle de Ferran, giramos a la derecha por la calle de la Ciudad, giramos a la izquierda por la calle de Hércules y, una vez llegamos a la plaza de Sant Just, volvemos a girar a la derecha por la calle de Lledó, llegaremos a la sede de la Asociación de Pesebristas de Cataluña; una asociación que encarna el alma de la cultura popular y el arte relacionados con la Navidad en la ciudad de Barcelona.
Este año, y ya es tradición durante la última década en Barcelona, la figura del pesebre ha sido altamente controvertida a pesar de que Jaume Collboni ha accedido a que el pesebre recupere su forma tradicional y no la ‘rompedora’ o ‘irreverente’ -eso ya depende de quién lo mire- de los pesebres de Ada Colau. A pesar de esto, el pesebre no está en la plaza de Sant Jaume, sino que descansa en las cocheras del Ayuntamiento de Barcelona. «Es la primera vez que el Pesebre entra dentro del Ayuntamiento de Barcelona. Que tengamos memoria», explica al TOT Barcelona el presidente de la Asociación de Pesebristas de Barcelona, Josep Porta.
Una asociación cultural y artística que solo se detuvo por la guerra
El 9 de febrero de 1862, bajo el título de Fundación de una Sociedad de Pesebristas a imitación de otra anterior, el Diario de Barcelona referenció por primera vez la Asociación de Pesebristas de Barcelona. «Es la asociación pesebrista más antigua de Europa, lo que significa del mundo en este caso. Se fundó en 1862 y se aprobaron los estatutos en 1863. O sea que tenemos más de 160 años», sentencia Josep Porta. La actividad de la asociación va camino de celebrar su segundo centenario con solo dos paradas, «durante los años de la Guerra Civil», señala Porta, y contrasta con la buena salud que vivió con las dos dictaduras españolas (Primo de Rivera y Franco): «Quizás el nacionalcatolicismo favoreció el pesebrismo en ese momento» y el régimen impuso que los directivos de la asociación fueran «‘afectos al régimen’ y en ese momento la gente, evidentemente, lo era», dice.
Eso es el pasado, y de momento, la asociación aún tiene futuro. Josep Porta, sin embargo, sí que destaca que atraer a la juventud «es complicado porque la gente joven tiene muchas cosas que hacer». El grueso del futuro de la asociación bien puede estar en «la gente prejubilada» o que tenga «una familia consolidada», ya que pueden buscar qué pueden hacer y que «va viniendo» pueden ser muy bien el futuro. Además, la asociación abre las puertas a cualquier tipo de persona sea religiosa (católico) o no, ya que «en la entidad tenemos gente que es agnóstica, cada uno piensa como piensa. El pesebre evidentemente viene de unas fuentes católicas, pero el pesebre debe ser cultura popular. Y, por lo tanto, hay mucha gente que lo que hace es el pesebre porque es cultura popular, porque en su casa lo ha hecho. Porque lo aprendió cuando era joven por mil motivos, porque resulta que hacía maquetas bélicas y ahora eso de los belicismos ya no está de moda y vamos a hacer pesebres que quedan más bonitos». «Hay mil motivos para hacer pesebres», señala Porta.

La Asociación de Pesebristas de Barcelona no para en todo el año, ya que a pesar de que el grueso de la actividad sea durante la época navideña durante todo el año hay actividad casi constante. Desde primeros de noviembre exponen los pesebres en la sala que hay dentro de la sede de la asociación, una exposición que se prolonga hasta Semana Santa. Aunque Porta explica que «si alguien llama y dice ‘quiero ver los pesebres'» se le abren las puertas de la sede para poder disfrutar de la exposición por la cual calcula que pueden pasar cerca de unas 3.000 personas.
La gran actividad pesebrista nunca duerme, tal como señala su presidente.«No paramos nunca», dice un Josep Porta que explica que «una vez acabados los Reyes, empezamos a recogerlos por encima. El material que podemos reciclar, lo reciclamos. Las figuras se tienen que limpiar…, guardar…, si alguna ha sufrido daño, se tienen que restaurar». Con todo esto, nosotros empezamos a pensar todos los proyectos que se tienen que hacer durante la Navidad siguiente. Hay cosas que se tienen que primero dibujar, maquetar, encargar figuras especiales para el proyecto, y con esto nos vamos a primeros finales de junio y julio. Y entonces a partir de aquí ya empezamos a construir todo el material que irá para la Navidad siguiente».
De hecho, la asociación «tiene un patrimonio de más de 6.000 figuras y cada vez vamos a más», destaca Porta. Cuando se desmonta el pesebre de Sant Jaume, por ejemplo, todas las figuras pasan al patrimonio de la entidad que las recoge, indexa y almacena «aunque estas figuras sean de plástico u otros materiales porque la figura de plástico de aquí a 50 años no dejará de ser un patrimonio de otra época». «Es un patrimonio de la entidad, que dura con los libros y revistas y folletos y villancicos», explica Porta.
El pesebrismo en Barcelona, cuna de una forma de hacer admirada en todo el mundo
El arte y la forma de hacer el pesebre de Barcelona ha sido la creadora de la llamada Escuela de Barcelona, una escuela surgida en 1912 después de que Antoni Moliné pusiera la base de lo que conocemos hoy en día como diorama artístico y la utilización de yeso en lugar de corcho y papel y la utilización de la perspectiva. «Una forma de hacer pesebres típica nuestra y que ha sido exportada por toda Cataluña», explica un Josep Porta que destaca que no se cierran a los nuevos tiempos, ya que «se va innovando porque el tiempo va evolucionando».

Pero el pesebre no es solo una maqueta o un diorama. Porta señala que «Barcelona debe estar orgullosa de tener una entidad como esta» y explica que hay gente que destaca este orgullo barcelonés -en tiempos inciertos para la ciudad y el tejido vecinal-. «Nos dicen ‘qué suerte que tenemos esta entidad que exporta el pesebrismo a escala mundial'», añade.
Este carácter internacional del pesebre barcelonés hace que muchos visitantes tengan curiosidad por la metodología empleada, y pone por ejemplo unos visitantes italianos que compartían espacio mientras el TOT Barcelona charlaba con el presidente de la Asociación de Pesebristas de Barcelona. Porta, además, explica que actualmente se vive «una época dorada» en el pesebrismo y destaca que «solo hace falta que la gente entre».
La figura del pesebre y la controversia en Sant Jaume
La llegada al poder por parte de Ada Colau fue un punto de inflexión para el pesebrismo en la ciudad de Barcelona. Al tratarse de un signo religioso y católico, desde los Comuns se empeñaron en cambiarlo o adaptarlo. El balance de los años de Colau son ‘pesebres’ donde la representación del nacimiento de Jesucristo era prácticamente irreconocible -«te diría performances navideñas, más que un pesebre», explica Porta-. La llegada de Jaume Collboni a la alcaldía parecía que el pesebre de Sant Jaume volvería al centro de la plaza y como dice Josep Porta, «igual que el pesebre es tradicional la polémica también lo es».

Porta sí lamenta no poder hacer el pesebre en medio de Sant Jaume, «sería bonito» explica el presidente de la Asociación de Pesebristas de Barcelona que sí reconoce que, al mismo tiempo que volver a la plaza sería ilusionante también «tiene unas condiciones muy especiales, porque en la plaza tienes que plantar algo espectacular, no puedes poner un pesebre con figuras de 40 centímetros, que cuando las ves en un lugar cerrado, dices, son grandes, pero en la plaza todo se reduce». Porta explica que volver al centro de Sant Jaume «requeriría toda otra estructura y toda otra ‘historia'». Con Jaume Collboni el pesebre duerme en las cocheras del Ayuntamiento y Porta señala que «hemos llegado a una nueva etapa que no sabemos qué dará, pero bueno, tenemos una nueva etapa», mientras explica que el pesebre «está funcionando muy bien, la gente está muy contenta, que es lo importante».
Este año el pesebre de la Asociación de Pesebristas de Barcelona conmemora el centenario de Joan Salvat Papasseit, poeta y extrabajador del Moll de la Fusta y Josep Porta señala que una vez tuvieron el pesebre acabado vieron «que no nos habíamos equivocado».



