Un chef de renombre, Fermí Puig, cerrará a finales de mayo el restaurante que tiene en la calle de Balmes, 175, de cocina tradicional catalana. El motivo es que Puig, con una larga trayectoria detrás de los fogones, se jubila. Bautizado con su nombre, el establecimiento empezó a funcionar hace 11 años, en 2013. Puig había trabajado antes en restaurantes como El Bulli, Drolma -en la primera planta del Hotel Majestic-, ahora ya desaparecido, o Petit Comitè.

Según ha avanzado Rac 1, en Fermí Puig se servirán, estas últimas semanas, algunos platos estrella que el chef ha preparado a lo largo de su carrera, «desde el parmentier de bogavante al cabrito embarrado», ha explicado en los micrófonos de la emisora el jefe de sala del restaurante, Alfred Romagosa. Puig y Romagosa trabajaron juntos durante 12 años en el Drolma (dónde, en 2002, consiguieron una estrella Michelin), y después, en junio de 2013, decidieron continuar haciendo camino juntos en Balmes, 175.

La trayectoria

Nacido en Granollers en 1959, Puig se inició a la cocina con Montse Guillén, pasó por El Bulli y fundó Petit Comitè, un restaurante que todavía está abierto en la derecha del Eixample de la mano de Carles Gaig, y del que también se hizo cargo Nandu Jubany. Puig es autor de varios libros, como Cuinetes, Més Cuinetes y La pilota, a la olla, recopilatorios de recetas que daba a conocer en Rac 1.

Puig fue quien recomendó a su amigo, el ya desaparecido Juli Soler, que contratara un joven Ferran Adrià, con quien había hecho el servicio militar. Y juntos, Soler y Adrià, fueron los artífices de impulsar la revolución de la cocina más importante de las últimas décadas desde el Bulli, el emblemático restaurante ampurdanés. Soler, que murió en 2015, fue director y jefe de sala de El Bulli.

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