El Ayuntamiento ha decidido remangarse para enmendar algunos de los desperfectos que dificultan el día a día de la biblioteca Mercè Rodoreda. No es un caso aislado, puesto que son varias las que denuncian problemas de aclimatación o estructurales que les dificulta su tarea. En el caso del equipamiento del Guinardó, los problemas son algunas humedades, situaciones estructurales –que denuncian desde hace una década– y algunos desperfectos ocasionados por el desgaste diario de la equipación. Ahora, el consistorio ha fijado una partida económica de 150.669,06 euros para «aprobar el proyecto de mejora de las diferentes localizaciones del edificio con el fin de resolver deficiencias actuales que afectan la salubridad y a las necesidades prioritarias por el buen funcionamiento de la biblioteca».
Según ha podido saber este diario, ya se ha adjudicado una directora para la obra y la profesional ha analizado la estructura. Se prevé que los principales problemas se puedan enmendar durante el 2024. Algunas voces de la biblioteca celebran esta inyección económica para mejorar el espacio. En todo caso, lamentan la dejadez de un espacio que, en 25 años de existencia, por ejemplo, «no se ha repintado nunca». Pero más preocupante son algunas grietas bastante grandes, sobre todo en el salón de actos, o goteras que han obligado a cerrar algunas salas.
Grietas, goteras y caídas de luz
La biblioteca hace tiempo que persigue a la administración para que los solucionen algunos de los problemas. Sin ir más lejos, en febrero de 2022 se abrió una incidencia que enumeraba un conjunto de problemas. Entre los más graves, hay diferentes manchas de humedad en el techo o goteras que aparecen a menudo –algunas están pendientes de arreglar desde octubre de 2022–. Es más, el equipamiento se ha visto obligado a precintar una de las salas de estudios, la pequeña, concretamente, en épocas de lluvia. Una sala que también tiene problemas con el aire acondicionado en verano, porque llega con dificultades.

Los problemas no acaban aquí. La biblioteca también ha anotado diferentes caídas de luz. Algunas voces del mismo equipamiento llegan a apuntar que la luz cae «cuatro o cinco veces por semana» y que incluso han tenido épocas en que el buzón de retorno automático se ha quemado.
Otros centros también denuncian desperfectos
La biblioteca del Guinardó no está sola, justamente porque los problemas de aclimatación –sobre todo– son un problema extendido o, como mínimo, que afectan además de un centro de Barcelona. El verano pasado, la Biblioteca Sofia Barat, en el Eixample, tuvo que instalar aires acondicionados portátiles para subsistir en las olas de calor. También tienen problemas a la equipación de la Sagrada Familia. Los responsables han hecho obras para aclimatar el espacio con una tecnología innovadora que ahora no les permite abrir y cerrar algunas puertas que dan al exterior, con lo cual hay ratos sin ventilación. Todo ello ha generado imágenes como las del octubre pasado, cuando cayeron algunas láminas del techo «muy pesadas».