Tot Barcelona | Notícies i Informació d'actualitat a Barcelona
Barcelona pierde en la última década uno de cada cuatro cines

El cierre del Comedia todavía resuena entre el sector. Baja la persiana uno de los cines más importantes de las últimas décadas en Barcelona, un espacio magnífico arquitectónicamente que los cierres de otras salas en la rambla de Cataluña o el paseo de Gracia lo convirtieron en el epicentro cinematográfico de la capital. Pere Vall, exjefe de redacción de la revista Fotogramas en Barcelona y colaborador cultural de diferentes medios, recalca la «estética» y el «carisma» de un espacio capaz de dotar el centro de «glamur». «Son míticas las entrenas catalanas y españolas de años atrás», dice este experto en información cinematográfica, que a la vez pide al propietario «reconvertir» el inmueble en otro espacio cultural y no «en un supermercado».

Fuentes del Gremio de Empresarios del Cine de Cataluña enmarcan el cierre del Comedia en un conjunto de decisiones diversas. En primer lugar, por la decisión del propietario de no renovar el alquiler. «Había ciertas expectativas para renovar el contrato, pero con la pandemia se paró las previsiones de continuar el vínculo», apuntan desde el Gremio al TOT Barcelona. En segunda instancia, también se entrevé una «decisión empresarial» de Yelmo –empresa que lo gestiona– con el objetivo de «reubicar las inversiones» para sacar un mejor rendimiento. En este sentido, voces destacadas del Gremio detallan que la empresa está llevando a cabo una «renovación» de las salas de la Maquinista. La pérdida de este cine es tan sonada que incluso la consejera de Cultura, Natàlia Garriga, se ha comprometido a trabajar con el Ayuntamiento para «ver si hay alguna posible salida» al cierre.

Plan general de la fachada del Comedia en una imagen de archivo / ACN
El cine Comedia plegará después de 60 años en el centro de Barcelona | ACN

Barcelona pierde casi una de cada cuatro pantallas

Sea como fuere, el del Comedia es un cierre más. Barcelona ha perdido 7 cines en los últimos debe años. Si el 2014 había 26, el 2024 ha empezado con solo 19. El caso del icónico cine Alexandre, cerrado en 2013, fue el preludio de un goteo constante que ha eclipsado la última década. Los primeros cierres de este periodo llegan con el Lauren de Horta, el IMAX Puerto Viejo y el Club Coliseum (2014) y siguen con el Lauren de Universidad, lo Arenas Cruz Cubierta, Maregmagum (2015); el Aribau Club (2018); y el Palacio Balaña y el Méliès (2021). Completan la lista el cierre del Cine Icaria, el año pasado, y ahora el Comedia. Con todo, desde el sector evitan hablar de crisis y ponen énfasis en la apertura de las salas Boliche, Zomzeig y Balmes (2013); el Phenomena (2014); y la reconversión del mítico Espacio Texas, antiguo Lauren Gracia, el año pasado.

El Gremio de Cine también destaca el alto volumen de pantallas que hay en Barcelona. Ahora bien, en este caso también hay cierto decrecimiento. De las 173 salas que había el 2014 se ha pasado a las 142 actuales. Es decir, que en la última década han caído casi una de cada cuatro pantallas. En todo caso, el decrecimiento de salas en el centro se complementa con cines más grandes en la periferia. Es el caso del Arenas, que cuenta con 12 pantallas, o algo más lejos el del centro comercial Splau, en Cornellà, el más grande de todo el Estado.

Imagen de archivo de la fachada del cine Verdi. / ACN
El Cine Verdi, uno de los que persiste lejos de los centros comerciales | ACN

Hacia una «concentración» de salas

Desde el sector mantienen que, a pesar de haber menos salas, Barcelona continúa «muy equipada» y los expertos apuntan a una «concentración» de pantallas. Pere Vall recuerda que los cines ya no pueden programar películas durante un mes, «como pasaba antes», y que los «altos alquileres» que hay en el centro hacen inviable algunos negocios. Dos hechos, según el periodista, que ajustician algunos espacios céntricos, que no pueden hacer tanta taquilla como antes. Con todo, ve los datos con «optimismo» y se coge a fenómenos como Barbernhaimer o La Sociedad de la Nieve como incentivos para recoger nuevos públicos en el cine. «Que venga gente en masa vestida de rosa o que todavía haya público que quiera ver La Sociedad de la Nieve en la gran pantalla a pesar de estar en una plataforma [Netflix] es una buena noticia», destaca.

Desde el Gremio también hacen un llamamiento a la calma, destacando que el sector está a salvo «a corto plazo». Aseguran que los cines disfrutan de «buena salud» y que todas las empresas, a su manera, están «invirtiendo y renovándose». En este sentido, fuentes de la asociación mantienen que el sector disfruta de «apoyo político», con subvenciones diversas tanto de la Generalitat como del Ministerio de Cultura, y que las películas que se proyectan actualmente hacen «rentable» las salas de cine. Eso sí, el modelo de negocio está variando. Continúa habiendo películas taquilleras, como hace unos años Pa Negre o ahora Barbie, pero ha decaído el interés por las películas «medianas», aquellas que «aguantaban el negocio». «Es cierto que hay menos espectadores, pero son suficientes para mantener los cines», admiten desde la dirección del Gremio. En los últimos diez años Barcelona ha perdido un 27% de los espectadores.

Karen Gómez i Ruth Benito fotografiadas a las puertas de los Cines Girona / A.R.
Los Cines Girona, una alternativa en el cine comercial | Anton Rosa

Las salas que ofrecen cine de autor se reinventan

Más allá del cine comercial, Barcelona siempre ha sido referente en la programación de las películas de autor. Un cine que Pere Valls conoce de primera mano, no solo como experto cinematográfico sino también como responsable de comunicación del Cine Girona, una de las grandes referencias en este campo. «Siempre ha habido películas que pasan más desapercibidas y tienen dificultades para encontrar una sala», explica Valls. Ahora bien, hay otros que «generan furor y largas colas», como por ejemplo Anatomía de una caída. El experto recuerda que estos films no tienen presupuesto suficiente para llevar a cabo «grandes campañas publicitarías», pero mantiene que lo «boca-oreja» va al alza y permite mantener el sector.

El periodista celebra la tenacidad del sector, pero admite a la vez que los últimos años son complicados y que las salas especializadas han buscado «alternativas» para sobrevivir. Soluciones «imaginativas» para estar activas cuando los estrenos no son una opción. A modo de ejemplo, Valls explica que el Cine Girona organiza festivales, programa reestrenos y alquila alguno de sus espacios. Una apuesta tan nueva como firme para dejar de ser herederos de «tendencias pretéritas» y cambiar un modelo «prehistórico» por otro de más moderno. Nuevas estrategias, una vez más, en este caso para sobrevivir a la explosión de las plataformas y a las nuevas formas de consumir el cine.

Nou comentari

Comparteix

Icona de pantalla completa