El distrito del Eixample quiere homenajear y recordar Milagros Carballo, la quiosquera de golosinas del barrio de Sant Antoni, que murió con 90 años, a mediados de enero, y que era todo uno en lo referente al barrio. La mujer había trabajado durante más de sesenta años en su quiosco, donde no solo vendía golosinas sino que también proporcionaba un espacio de encuentro en un barrio donde cada vez es más difícil conocer tus vecinos, a causa de la gran cantidad de movimiento que hay.
Tal como ha explicado el ayuntamiento de Barcelona en un comunicado este sábado, el distrito celebrará un acto en el espacio del quiosco que regentó en la calle de Villarroel con la ronda de Sant Antoni y desde donde «Milagros se había ganado el aprecio del vecindario un acto de recuerdo a su figura», según dice el mismo comunicado. De este modo, la administración pública busca transmitir el legado que ha dejado la tendera al barrio. «Su quiosco era punto de encuentro de vecinos y vecinas de Sant Antoni y del Arrabal y lugar donde hacer estallar la charla con clientes y amigos», explica el documento. De hecho, desde el 1962, primero junto a su marido y suela las últimas décadas, Milagros Carballo trabajó al quiosco, donde su clientela era muy variada, pero se basaba en niños pequeños que compraban golosinas.

El quiosco desaparece por las normativas vigentes
Desgraciadamente, el espacio de Milagros no volverá nunca a abrir las puertas. El nuevo criterio municipal designa que no se pueden conceder nuevas licencias de venta no sedentaria de este tipo a la vía pública dada la saturación en el espacio público. Además, después de más de sesenta años de trabajo, la estructura del quiosco ha quedado muy malograda y podría ser un peligro por los peatones. Es por eso, que el ayuntamiento ha decidido no conservarlo. De este modo, el documento del ayuntamiento afirma que el Distrito procederá a la suya retirada cuanto antes mejor.