Las obras del túnel de la Rovira costarán cerca de tres millones de euros más de lo previsto inicialmente. La reforma debía terminar en diciembre de 2025. Pero el pasado junio el gobierno de Jaume Collboni se vio obligado a introducir cambios en el proyecto porque la roca que encontraron los técnicos al excavar era más dura de lo que pensaban. La consecuencia ha sido que los trabajos se alargarán hasta el primer trimestre de 2026 y encarecerán 2.966.294,28 euros, cerca de un 20% más. En total, el presupuesto se elevará hasta los 17.805.185,17 euros. Tal como se puede ver en la imagen inferior, la adjudicación a la Unión Temporal de Empresas (UTE) formada por Acciona y Copcisa fue de 14.838.890,89 euros [ver aquí].

Desde que el ingeniero jefe del Ayuntamiento, Oriol Altisench, explicó en junio la prolongación de las obras, este medio ha preguntado varias veces por el sobrecosto de la reforma. Finalmente, esta se hizo pública en la comisión de Urbanismo del 9 de diciembre pasado. El encargado de dar las explicaciones fue el gerente de Movilidad, Infraestructuras y Obras, Ricard Font, quien confirmó que se han tenido que poner «medios adicionales» por una dureza más elevada de las rocas de las galerías de evacuación del túnel de la Rovira.

Pero el sobrecosto de cerca de tres millones no ha sido únicamente por este motivo. Según Font, se han introducido mejoras en las galerías y se ha cambiado el proyecto desde el punto de vista de la movilidad, ya que inicialmente estaba previsto que el túnel cerrara totalmente tres meses y finalmente se optó por dejar abierta la boca en dirección a la ronda de Dalt. Además, se ha renovado el drenaje, lo que facilitará en el futuro el mantenimiento del túnel. También se han cambiado balizas y paneles para adecuarlos a la normativa vigente, se han resuelto unas fisuras de la infraestructura y se han hecho mejoras en el abastecimiento energético del túnel.
El baile de cifras
A lo largo del último año, y antes de que se aprobara el sobrecosto, desde el servicio de prensa se había dicho que la reforma costaba 17,4 millones, un importe que va más allá de la adjudicación inicial y de la obra en sí misma (14,8 millones, a los cuales ahora se han añadido 2,9 más), ya que incluye otros conceptos como el proyecto y temas de seguridad y salud y asistencias técnicas, han detallado ahora al TOT fuentes municipales.

Sobrecostos en la Rambla y en la Meridiana
El sobrecosto millonario que supone la reforma del túnel de la Rovira no es un caso único. Muy al contrario. Por ejemplo, el 20 de febrero de 2024, el TOT informaba de un incremento del presupuesto de las obras de la Rambla de un 19,3%. Concretamente, eran 1,6 millones más del tramo Drassanes-Colom, elevándose hasta los 10,8 millones para la instalación de pilonas antiterroristas, trabajos arqueológicos o mejoras en el acceso al Museo Marítimo, entre otras actuaciones. Y la reforma de la Meridiana, entre Navas de Tolosa/ Josep Estivill y Felip II, se encareció un 19,5%. En este caso fue por el desvío de una tubería de fibrocemento de agua, excavaciones manuales por la aparición de restos arqueológicos, ejecución de más desvíos de tráfico de los previstos, mejoras en la red de alcantarillado y en la semaforización, e incrementos de mediciones de demoliciones, bordillos, pasos de vehículos, mobiliario urbano y parterres. El costo adicional fue de más de 762.000 euros, con un presupuesto total de más de 4,8 millones.
A estas modificaciones presupuestarias al alza, la concejala del PP Sònia Devesa añade otra, la de un tramo de la Via Laietana, entre la calle de Joaquim Pou y la plaza de Antoni Maura, por valor de más de 761.000 euros, con un costo total de esta parte de la reforma de la arteria de más de 4,8 millones, IVA incluido. Entre las actuaciones que se tuvieron que realizar figuran la instalación de cámaras de seguridad y pilonas antiterroristas fijas y retráctiles. Devesa dice que el tipo de pilona lo hicieron cambiar los Mossos y cree que antes de iniciar la obra el gobierno municipal debería haber hablado con ellos para tener claro qué pilona se debía instalar.

En la comisión de Urbanismo del 9 de diciembre, la modificación del presupuesto de las obras salió adelante con los votos de todos los partidos, con la excepción de Vox. Aun así, algunos grupos de la oposición cargaron contra la gestión que se ha hecho. Con el sobrecosto, «certificamos que la planificación no era buena», subrayó el concejal de Junts per Barcelona Arnau Vives. El representante juntaire también reprochó al gobierno que las obras de pacificación de la calle de Pi i Margall, que costaron 13,6 millones, necesitaron este verano pasado cerca de un millón más para repavimentar la calle. La remodelación de la vía fue impulsada durante el segundo mandato de Ada Colau, pero los materiales empleados (piedra de granito), junto con la pendiente de la calle, no soportaron el paso de vehículos pesados -como autobuses y camiones de basura- y el pavimento terminó agrietándose. La teniente de alcaldía de Urbanismo, Laia Bonet, quiso dejar claro que el problema no era ni de diseño ni de ejecución sino de los materiales escogidos para hacer compatible la transformación de la calle en un eje verde con el paso de autobuses y camiones. La piedra de granito fue sustituida por pavimento de aglomerado asfáltico.

Desde las filas del PP, Devesa mencionó que votaban a favor de la modificación presupuestaria para no comprometer las obras de una infraestructura «crítica» y por el hecho de que se debe garantizar el cumplimiento normativo, la eficiencia energética y la seguridad. Pero también denunció que algunas de las carencias que ahora se corregían ya aparecían en los informes técnicos y «otras eran perfectamente previsibles». Y añadió: «El incremento no es un ajuste. Es de casi un 20%. La contratación inicial no estuvo a la altura. Es demasiado habitual que los sobrecostos se convierten en norma. Pedimos más rigor en la gestión de estos grandes contratos públicos».

Inaugurado en 1987
Las obras del túnel de la Rovira comenzaron hace ahora un año, con el objetivo de mejorar la seguridad, la eficiencia energética, renovar el pavimento y buena parte de las instalaciones, tratar las patologías estructurales, mejorar la impermeabilización y el drenaje. El túnel se inauguró en 1987, cinco años antes de los Juegos Olímpicos, y une los barrios del Baix Guinardó y el Carmel. Con dos carriles por sentido de circulación y 1.300 metros de longitud, es una vía de entrada y salida de la ciudad bastante importante que conecta con la ronda de Dalt. Desde ERC, se ha pedido dar un paso más y ha puesto sobre la mesa la necesidad de que se haga un estudio para evaluar si es posible la circulación de bicicletas por el túnel, valoró la edil republicana Rosa Suriñach.

