El gobierno de Jaume Collboni ha destinado desde que comenzó el mandato en 2023 un total de 41,8 millones de euros del Impuesto sobre Estancias y Establecimientos Turísticos (IEET) –conocido popularmente como tasa turística– a la promoción directa del turismo y al fomento de ferias y congresos. Este es el resumen de un análisis elaborado por el Tot Barcelona, que excluye del cálculo otros aspectos vinculados al turismo como el fomento de actividades menores en distritos periféricos, jornadas y espacios de reflexión sobre el sector, y otras partidas económicas destinadas a la atracción de “talento internacional”.
La cifra final, elaborada según los últimos datos actualizados en los informes municipales hasta mediados de octubre, representa aproximadamente el 73% de la inversión hecha con dinero de la tasa. Una tasa que también ha servido para financiar las fiestas de la Mercè, el encendido de luces de Navidad, actividades culturales como el festival Grec, la mejora de desperfectos alrededor del Park Güell o la gestión de zonas masificadas, entre otras. Antes de terminar el año, el ejecutivo ha repartido la mayoría de los fondos recaudados, si bien aún hay una cantidad menor que está por asignar.
De los 42 millones de euros aproximados destinados al fomento directo del turismo, en los últimos dos años el ejecutivo ha destinado 24,8 millones a campañas promocionales de la ciudad, principalmente con cesiones financieras al Consorcio de Turismo de Barcelona. Los otros 17 millones del cálculo son sobre actividades vinculadas a ferias de gran impacto para la industria turística –especialmente congresos celebrados en Fira de Barcelona– y a grandes eventos deportivos.
El Mobile World Congress, el congreso que más impacto genera en la ciudad, suma 1,15 millones de euros de la tasa, destinados principalmente a actividades creadas “para transmitir el espíritu de la ciudad y la manera de vivir y de trabajar propia de Barcelona a los congresistas del MWC”. El Ayuntamiento también ha invertido 926.200 euros en el ISE Legacy, la feria audiovisual más grande de Europa, entendiendo que “refuerza el posicionamiento de la ciudad como referente en turismo de negocios e industrias creativas”; unos 3,5 millones en su participación en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara; y 1,6 millones en la organización de la Capital Mundial de la Arquitectura, que se celebrará en 2026 en Barcelona.

Eventos pensados para el público internacional
En el capítulo destinado a eventos, destacan las inversiones en el Barcelona Fashion Week (150.000 euros), una de las apuestas para hacer crecer internacionalmente el Recinto Modernista de Sant Pau. El evento “posiciona la ciudad como referente internacional en moda y creatividad”, dice el consistorio. El ejecutivo socialista también ha apostado el último año por presentar candidatura para acoger el World Pride 2023 (150.000 euros).
Este tercer bloque de inversiones –eventos– también incluye 694.000 euros para actividades vinculadas a la Copa América de vela, que después de diferentes críticas y un seguimiento anecdótico del público local ha optado por no repetir el próximo año en la ciudad. En esta partida no se incluyen los 965.000 euros destinados al programa Viu la Vela, creado para “acercar la celebración y el deporte de la vela a todos los centros educativos de primaria”. El Ayuntamiento complementa la oferta deportiva internacional con la salida del Tour de Francia 2026, que se financiará con 2,7 millones de la tasa. El ejecutivo defiende la inversión porque “el retorno siempre es superior a la inversión realizada” y porque acoger el inicio de la competición –la más seguida mundialmente en ciclismo– en Barcelona “implica una clara revitalización de su patrimonio cultural y arquitectónico”.

De la tasa turística también salen 550.000 euros destinados a la salida de La Vuelta femenina, que este año ha comenzado en Barcelona. Otras apuestas son más originales: se ha financiado con 1,76 millones deportes en crecimiento –que el ejecutivo describe como “eventos deportivos abiertos al mundo”– como pueden ser el Pickle Protour, una mezcla entre el pádel y las palas de playa, y el Premier Padel, el campeonato de pádel más importante del mundo, que ha celebrado la gran final este diciembre en el Palau Sant Jordi.
Más allá de estos 42 millones, el ejecutivo también ha invertido poco más de un millón en jornadas y espacios de reflexión y en subvenciones al fomento del “talento internacional”. Son ejemplos la Iniciativa para la Productividad y la Innovación (IPI) del Cercle d’Economia, que tiene como objetivo “posicionar Cataluña como líder europeo en innovación en 2030”, o el Proyecto Turismo y Ciudades 2025-2027, un “espacio de reflexión estratégica sobre los retos del turismo en Barcelona”. En este campo destaca a la vez una inversión de medio millón en un proyecto para “atraer talento científico internacional” para “contribuir a la capitalidad científica de Barcelona y su proyección internacional como ciudad líder en investigación transferencia de conocimiento”.
En ninguno de estos cálculos entran iniciativas como el encendido de luces de Navidad, la exposición artística de Sant Jaume para estas fechas –como puede ser la estrella del año pasado– y actividades financiadas por el Instituto de Cultura de Barcelona. Exposiciones como la de coches de Dakar celebrada en el Fòrum, el espectáculo de drones para la fiesta de Fin de Año o el festival de luces anual que se hace en el Poblenou, financiados con parte de la tasa, también pueden tener objetivos turísticos, pero tienen mayoritariamente un público local y motivaciones comerciales.

Un grueso de la inversión debe ir al turismo por ley
Estos importes integran los beneficios obtenidos por el Ayuntamiento de Barcelona de todos los impuestos turísticos. Es decir, que incluye tanto la recaudación de la Agencia Tributaria de Cataluña –que Generalitat cede el 50% de la gestión al Ayuntamiento– como el recargo municipal impulsado por Barcelona en 2021. La investigadora del Laboratorio de Transferencia AQR-Lab de la Universidad de Barcelona Esther Vaya, que recientemente ha publicado un estudio sobre la tributación municipal en materia turística, subraya, en conversación con el Tot Barcelona, que la gran diferencia entre estos dos tributos es el destino final del dinero. “El impuesto recaudado por el ATC debe ir a promoción e impulso del turismo, fomento o infraestructuras; en cambio, el recargo municipal no es finalista, es decir, el Ayuntamiento lo puede invertir en gastos corrientes como la climatización de escuelas”, comenta la analista.
Un decreto firmado en agosto de 2020 por la Generalitat de Cataluña determina, en uno de sus artículos, que las entidades locales que en su territorio “hayan alcanzado el umbral de los 300.000 euros de recaudación en concepto de impuesto […] deben destinar un mínimo del 60% de los importes del Fondo a proyectos y actuaciones de promoción turística”.
“El impuesto –comenta la experta– se crea en 2012 claramente con el objetivo de compensar el coste que genera a la región las externalidades negativas que puede generar el turismo”. El origen lo encontramos en Francia, que instaura uno similar en 1910 al ver que el turismo, motor entonces de crecimiento, también tiene externalidades negativas. “Con el turismo generas la posibilidad de invertir en infraestructuras y patrimonio, pero también, en la parte negativa, obtienes congestión de las ciudades. La idea original del impuesto es tener dinero que compense la parte negativa y refuerce a la vez la promoción turística”, argumenta.

En todo caso, el contexto actual no es el mismo que el de 2012 –o el 1910 en el caso de Francia– y la investigadora reconoce que el objetivo del impuesto genera ahora debate. “Se inicia un nuevo debate sobre todo en relación con el sector inmobiliario, de ver si realmente el turismo genera un incremento del precio de las viviendas. Todo esto ahora se está debatiendo: en marzo ya se pospuso un decreto de la Generalitat que pedía invertir el 25% del IEET en políticas de vivienda. Quizás sería una manera de modernizar y adaptar el impuesto a las necesidades actuales”, concluye la experta.
