Los vecinos que viven junto a la futura estación de la Sagrera han conseguido la primera gran noticia desde que entraron a su casa, los más antiguos, hace poco más de un año. El Ayuntamiento cerrará la cementera que tienen a escasos veinte metros del edificio «antes que termine el año». El distrito había desestimado las alegaciones presentadas por las empresas que la utilizan y, en el último consejo plenario, ha confirmado a los vecinos que ha tramitado el expediente definitivo para precintar la maquinaria.
El distrito asegura que el cierre se producirá «en las próximas semanas», aunque no termina de confirmar el día exacto. «No puedo dar una fecha exacta porque no la sé, podría ser el 30 de octubre o el 30 de noviembre, el 15 de diciembre…», ha argumentado la consejera socialista Maria Rosa Ciurana, que ante la insistencia de los vecinos ha querido aclarar que será este año. En respuesta a una petición formulada por ERC y Junts, el ejecutivo también ha manifestado que su objetivo es retirar de la planta una segunda cementera que ya está inactiva.
Desde ERC han pedido que se retire «con la máxima diligencia» la que aún está en funcionamiento, que, para mayor inquietud del vecindario, está a escasos diez metros de los módulos de pediatría del CAP La Sagrera. Junts también ha recordado que la contaminación que genera la planta puede tener «efectos perjudiciales» tanto para los vecinos como para los usuarios del CAP. Barcelona en Comú también tiene previsto tratar el conflicto, en este caso, en futuras comisiones del Ayuntamiento en Sant Jaume.

La utilidad de esta cementera, insisten los vecinos y la oposición, era «exclusiva» para las obras de la estación, pero continúa activa todo el día a pesar de que Adif ya ha generado la mayoría del hormigón necesario para la estación. Así se lo ha reconocido a los vecinos en reuniones pasadas.
Denuncian que el ruido se ha intensificado
Mientras tanto, los vecinos lamentan que el ruido se ha intensificado en los últimos días. Unidos en una nueva plataforma, las comunidades cercanas se quejan de que las medidas para aliviar las molestias —como regar la planta para evitar que se levante polvo— se aplican de forma aleatoria y que la cola de camiones se intensifica durante la mañana. El Ayuntamiento se reunió con ellos el primero de octubre para detallarles qué se ha hecho y los próximos pasos, pero el vecindario exige una fecha concreta de cierre.
Algunos de los afectados, que el mes pasado abrieron las puertas de su casa al Tot Barcelona, aseguran que hay casos de asma que se han intensificado desde que viven en la zona y que el polvo entra dentro de casa a pesar de tener las ventanas cerradas. El edificio es nuevo y cuenta con un sistema de refrigeración más eficiente y moderno que otros, porque regenera el aire del piso con el de fuera, pero eso implica que las partículas que deja la planta también les entran a casa.