El teléfono de prevención del suicidio de Barcelona (900 925 555) ha atendido 24.000 llamadas en cinco años, de las cuales cerca de 300 relataban situaciones de «riesgo inminente» y han sido derivadas a especialistas. Son datos notificados al Tot Barcelona por los responsables de este servicio, gestionado con el apoyo de voluntarios de la Fundació Ajuda i Esperança. «Llaman por diferentes motivos, principalmente por problemas de salud mental y problemas relacionales, pero sobre todo llama mucho la atención cómo han crecido los problemas vinculados a la soledad no deseada, que afecta también a los jóvenes», explica el coordinador del servicio, Sergi Garcia.
Las personas que llaman al teléfono de prevención tienen entre 40 y 60 años, pero el volumen de personas jóvenes que llaman cada vez es más alto. El mismo Garcia explica que las personas entre 18 y 24 años son las que más usan el chat, un servicio alternativo que se ha activado últimamente. «Desde el inicio identificamos que los adolescentes llamaban poco al teléfono, lo cual nos hizo reflexionar que era necesario activar nuevas vías de comunicación. Los jóvenes ya no usan el teléfono para llamar, sino para hablar por chats o por las redes sociales. Son los que más usan el servicio del chat», comenta el coordinador del proyecto.
Las impresiones de los profesionales y voluntarios de la Fundació Ajuda i Esperança concuerdan con las conclusiones de estudios publicados recientemente. Investigadores del Dartmouth College (EE.UU.) han identificado cambios en la llamada «curva de la felicidad»: el momento de mayor malestar emocional ya no aparece en la mediana edad, como indicaba el patrón clásico, sino que se manifiesta en la primera juventud. En este sentido, Garcia alerta de la importancia de una «detección precoz» para evitar conductas extremas como el suicidio. «Si no se hace, los problemas vitales se enquistan y acaban derivando en problemas de salud mental; problemas más graves y más difíciles de reconducir».
Dificultad para encontrar voluntarios
A diferencia de otros servicios, como el teléfono 061, este recurso –que acaba de cumplir cinco años– necesita voluntarios, un modelo extendido en otros países y que Garcia cataloga de «exitoso». «A veces, la persona necesita atención sanitaria, pero hay otras que necesita un espacio con un igual para poder hablar», comenta el coordinador. El 900 925 555 cuenta con 400 voluntarios, que entre otras funciones también atienden el teléfono de prevención, pero se necesitan más. El teléfono recibe más de medio millar de llamadas al mes y el chat poco más de 800 mensajes mensuales de media. «Ofrecemos la opción de llamarnos las 24 horas y estamos el tiempo que sea necesario con la llamada, no hay límite de tiempo», resalta Garcia.
El quinto aniversario del teléfono de prevención coincide con otra iniciativa impulsada en el metro de Barcelona, que los últimos cinco años ha sido el escenario de 32 suicidios consumados -es decir, la persona ha acabado perdiendo la vida- y 91 intentos. La Fundació Ajuda i Esperança y TMB han impulsado una nueva campaña de prevención y sensibilización en el transporte público para evitar el crecimiento de estas cifras, instalando carteles informativos, de fondo blanco, que intentan disuadir de las tentativas. La primera teniente de alcaldía y presidenta de TMB, Laia Bonet, especificaba este martes que el objetivo es «facilitar a las personas que tienen estas ideas un acceso inmediato a recursos de ayuda». Garcia añade que es necesario buscar «recursos nuevos» para atenuar estas situaciones.
