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Cierres de comercios de toda la vida que Barcelona echa de menos

La subida de los precios de los alquileres de los locales comerciales o los efectos de la crisis derivada por la pandemia y la inflación han provocado el cierre de varios comercios tradicionales de Barcelona. En algunas ocasiones la causa también ha sido que cada vez hay menos personas jóvenes que quieran continuar con los negocios de propietarios que se jubilan. Muchos de estos establecimientos nos han acompañado toda la vida, pero en nuestros tiempos no se piensa tanto en aquellos bares o tiendas tradicionales, sino en los negocios que pueden pagar más y, en algunas ocasiones, suponen atracciones turísticas.

Una de las últimas pérdidas que se conoció es la de la tienda del distrito de Nou Barris Tot Muntanya especializada en productos de excursionismo y escalada. Tal como informó betevé el pasado 15 de marzo, el motivo del cierre no respondía a ningún efecto de la gentrificación, sino que su propietario, Antonio Garcia, había decidido jubilarse con 66 años. La tienda nació en el barrio de Porta el 1986.

El adiós del Dumbito

Unos días antes, el pasado 11 de marzo, al TOT Barcelona informó del cierre de un mítico bar del distrito de Gràcia: el Dumbito. En este caso, el establecimiento que hacía más de 60 años que estaba en el barrio de la Vila de Gràcia cerraba porque no había podido superar los efectos de la pandemia. Sus propietarios lamentaron al TOT como la falta de ayudas castiga a los comercios de toda la vida. “La gente quiere que el barrio tenga la esencia de toda la vida, pero nadie nos ayuda -refiriéndose a las instituciones- para que podamos seguir con los espacios de siempre”. En el lugar del Dumbito ha abierto un nuevo comercio de comer italiano: el Compà.

En el distrito vecino de Sarrià-Sant Gervasi, concretamente en el corazón del barrio de Sarrià, cerró el pasado octubre lo Caffé San Marco, una cafetería emblemática que abrió las puertas hace casi 30 años y se consideraba uno de los mejores lugares de la ciudad donde tomar un cortado. Tal como informó el diario El Jardí este mes de marzo, el local donde se encontraba ha sufrido un cambio radical: se ha convertido en una de las sedes de cafeterías y pastelerías Vivari.

El cierre de Non solo pizza

El pasado mas de febrero se despidió por siempre jamás otro establecimiento querido: el restaurante Non solo pizza, situado en la Esquerra de l’Eixample. Tal como pudo saber el TOT, el restaurante se cerró «por razones personales» y el local se traspasó a unos empresarios rusos. Su futuro, pero, se desconoce. No se sabe qué negocio abrirá.

El Forn Giraut abrió las puertas hace 140 en el barrio de Hostafrancs. La María Rosa, tercera generación al frente del negocio junto con su hermano Màrius, trabajaba desde hacía más de 50 años. El pasado 31 de diciembre vio como su persiana se bajaba para siempre. “Hemos cerrado porque con 68 años ya tengo edad de jubilarme y porque ninguno de mis hijos ni de los de mi hermano nos quieren coger el relevo”, relató la María Rosa al TOT.

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