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El gran cambio del edificio Estel: una mirada al interior del coloso en 2016

El edificio Estel fue uno de los grandes protagonistas de la semana pasada en la capital catalana. Este renovado coloso ubicado en el número 81 de la avenida de Roma fue el escenario el jueves del acto de clausura de las primeras jornadas de patrimonio de la Asociación de Vecinos y Vecinas de la Esquerra de l’Eixample, impulsadas por la Vocalía de Patrimonio Histórico y Social. También fue uno de los espacios que durante el fin de semana abrió sus puertas al público con motivo del 48h Open House Barcelona. Esto permitió que la ciudadanía accediera por primera vez desde que el inmueble fue completamente renovado para acoger el nuevo hub de innovación global de la farmacéutica AstraZeneca. Los curiosos afortunados pudieron visitar las instalaciones e incluso acceder a la parte superior del edificio para contemplar desde allí una magnífica panorámica de la ciudad.

Este presente deslumbrante, sin embargo, no siempre fue la realidad de este recinto. Después de ser la sede de Telefónica durante casi treinta años, el inmueble estuvo en desuso durante más de una década, degradándose a pasos agigantados a la espera de una nueva vida que parecía no llegar nunca, para desesperación del vecindario. Se intentó precintar, sin mucho éxito, y acabó convertido en un gran esqueleto de hormigón hasta el aterrizaje definitivo de la farmacéutica a principios de 2024 con una inversión de 800 millones de euros. Lo que les proponemos con este artículo es hacer un pequeño viaje en el tiempo. Concretamente, una década atrás. Esta traslación temporal es posible gracias a Manuel Marina, guía turístico barcelonés y entusiasta del patrimonio, especialmente del que está vinculado a los transportes. Él pudo acceder al edificio el 30 de marzo de 2016, una vez los operarios ya habían vaciado los ventanales, dejando al descubierto la piel interior esquelética del coloso. Lo hizo cargado con su cámara Olympus, con la cual inmortalizó el estado que presentaban las diferentes plantas del inmueble.

El edificio Estel, la antigua sede de Telefónica en la avenida de Roma, está en obras para acoger el nuevo hub de AstraZeneca / A.R.
El edificio Estel, la antigua sede de Telefónica en la avenida de Roma, cuando estaba en obras para acoger el nuevo hub de AstraZeneca / A.R.

Contexto para explicar una degradación avanzada

Antes de iniciar este viaje, es importante situar en el tiempo el momento en el cual se realiza esta visita al interior del edificio. Tras la salida definitiva de Telefónica del inmueble en 2011, el fondo de capital riesgo Carlyle -que lo había comprado por 220 millones de euros unos años atrás- quebró, dejando el inmueble en tierra de nadie, a merced de los ladrones y los grafiteros y convirtiéndose en refugio para algunas personas sin hogar. Las quejas por la degradación del recinto llevaron a su precinto y así quedó hasta que el fondo asiático Platinum Estates decidió comprar el inmueble en febrero de 2014.

El edificio Estel, antigua sede de Telefónica, durante sus años de degradación / Pere López Brosa
El edificio Estel, antigua sede de Telefónica, durante sus años de degradación / Pere López Brosa

Los nuevos propietarios tenían la intención de convertir este coloso en ruinas en un complejo con cerca de 200 pisos de lujo y un gran hotel de cinco estrellas. Estudiaron varios proyectos y comenzaron las reformas con el vaciado de los ventanales. Sin embargo, se toparon con la llegada de Ada Colau a la alcaldía y la entrada en vigor de la moratoria hotelera. La polémica medida frustró este cambio de uso del Estel y evitó que ninguna de las propuestas planteadas acabara llegando a buen puerto, precipitando la venta del edificio en el 2018 a la sociedad Fiscalter Inversiones 2013, propiedad de la familia india Gidwani.

El edificio Estel, la antigua sede de Telefónica en la avenida de Roma, fotografiado durante el mes de marzo de 2016, cuando ya había sido despojado a la espera de un nuevo uso que no ha llegado hasta casi una década después / Manuel Marina
El edificio Estel, la antigua sede de Telefónica en la avenida de Roma, fotografiado durante el mes de marzo de 2016, cuando ya había sido despojado a la espera de un nuevo uso que no ha llegado hasta casi una década después / Manuel Marina

Un esqueleto de columnas con vistas

Debemos trasladarnos, pues, a este impás entre la entrada en vigor de la moratoria y el cambio de manos del recinto. La primera fotografía -la elegida para ilustrar este artículo- es del edificio desde fuera, ya sin los ventanales y con los huecos abiertos en la fachada como si fueran poros en una roca volcánica. De aquí pasamos a la planta baja, con un espacio abierto que se divide en dos niveles a los cuales se accede por una doble escalera a ambos lados. El espacio está lleno de restos de los últimos trabajos que se habían hecho en las instalaciones y de vallas de obra.

El edificio Estel, la antigua sede de Telefónica en la avenida de Roma, fotografiado durante el mes de marzo de 2016, cuando ya había sido despojado a la espera de un nuevo uso que no ha llegado hasta casi una década después / Manuel Marina
El edificio Estel, la antigua sede de Telefónica en la avenida de Roma, fotografiado durante el mes de marzo de 2016, cuando ya había sido despojado a la espera de un nuevo uso que no ha llegado hasta casi una década después / Manuel Marina

Subimos este entramado de hasta catorce pisos deteniéndonos en una de ellas para encontrar una planta completamente vacía donde solo sobreviven las columnas alineadas pintadas en blanco roto y comienzan a apreciarse las vistas de los edificios de los alrededores y también a los pies del recinto los módulos de obra apilados que utilizan operarios de los trabajos.

El edificio Estel, la antigua sede de Telefónica en la avenida de Roma, fotografiado durante el mes de marzo de 2016, cuando ya había sido despojado a la espera de un nuevo uso que no ha llegado hasta casi una década después / Manuel Marina
El edificio Estel, la antigua sede de Telefónica en la avenida de Roma, fotografiado durante el mes de marzo de 2016, cuando ya había sido despojado a la espera de un nuevo uso que no ha llegado hasta casi una década después / Manuel Marina

Si seguimos el ascenso, encontramos un espacio prácticamente idéntico, con la única diferencia de que las columnas están pintadas a rayas, con los extremos de color verde y el centro del mismo color blanco roto, que aquí toma un color más bien amarillento en contraste.

El edificio Estel, la antigua sede de Telefónica en la avenida de Roma, fotografiado durante el mes de marzo de 2016, cuando ya había sido despojado a la espera de un nuevo uso que no ha llegado hasta casi una década después / Manuel Marina
El edificio Estel, la antigua sede de Telefónica en la avenida de Roma, fotografiado durante el mes de marzo de 2016, cuando ya había sido despojado a la espera de un nuevo uso que no ha llegado hasta casi una década después / Manuel Marina

La siguiente parada ya es la última planta construida antes de lo que sería la azotea. Presenta un aspecto más degradado, con algunas de las comunes ya sin el revestimiento de cemento y dejando visible su estructura a base de ladrillos rojos. También el techo, que en los pisos inferiores aún conservaba las planchas, luce completamente desnudo y desgastado. La imagen es la de un edificio en construcción, no la de uno que ha tenido actividad durante casi treinta años como sede de Telefónica.

El edificio Estel, la antigua sede de Telefónica en la avenida de Roma, fotografiado durante el mes de marzo de 2016, cuando ya había sido despojado a la espera de un nuevo uso que no ha llegado hasta casi una década después / Manuel Marina
El edificio Estel, la antigua sede de Telefónica en la avenida de Roma, fotografiado durante el mes de marzo de 2016, cuando ya había sido despojado a la espera de un nuevo uso que no ha llegado hasta casi una década después / Manuel Marina

A través de esta última planta se accede a quizás la joya de la corona del inmueble entonces despojado. La azotea es un espacio abierto flanqueado por unas estructuras de tres pisos de altura que se colocaron ya en el momento de la construcción del edificio en los años setenta -bajo la batuta del arquitecto Francesc Mitjans Miró, uno de los autores del Camp Nou primigenio, con la intención parece de poder ampliar el número de plantas si era necesario. Sin los ventanales y las características láminas opacas de color blanco cromado, parecen tótems de cemento descontextualizados. También hay lo que parecen los cimientos de columnas como las que hemos visto en los pisos inferiores.

El edificio Estel, la antigua sede de Telefónica en la avenida de Roma, fotografiado durante el mes de marzo de 2016, cuando ya había sido despojado a la espera de un nuevo uso que no ha llegado hasta casi una década después / Manuel Marina
El edificio Estel, la antigua sede de Telefónica en la avenida de Roma, fotografiado durante el mes de marzo de 2016, cuando ya había sido despojado a la espera de un nuevo uso que no ha llegado hasta casi una década después / Manuel Marina

Desde este punto, se puede apreciar una vista panorámica prácticamente completa de la capital catalana. A un lado, la montaña de Montjuïc, el Puerto de Barcelona, la Zona Franca e incluso se vislumbra el aeropuerto. Al otro, la fachada marítima de la ciudad en todo su esplendor más allá de las Tres Chimeneas de Sant Adrià y con la Sagrada Familia sobresaliendo entre el entramado de calles del Eixample. Detrás, la sierra de Collserola coronada por la montaña del Tibidabo y los Tres Turonsla Creueta del Coll, la Rovira y el Carmel.

El edificio Estel, la antigua sede de Telefónica en la avenida de Roma, fotografiado durante el mes de marzo de 2016, cuando ya había sido despojado a la espera de un nuevo uso que no ha llegado hasta casi una década después / Manuel Marina
El edificio Estel, la antigua sede de Telefónica en la avenida de Roma, fotografiado durante el mes de marzo de 2016, cuando ya había sido despojado a la espera de un nuevo uso que no ha llegado hasta casi una década después / Manuel Marina

Estas son las mismas vistas que este fin de semana pudieron apreciar los afortunados que entraron al edificio Estel en el marco del 48h Open House Barcelona. Eso sí, con algunos cambios, sobre todo en la obra magna de Antoni Gaudí, que ha ganado en la última década unos cuantos metros de altura y también ahora luce con las cuatro figuras que coronan las torres de los evangelistas.

El edificio Estel, la antigua sede de Telefónica en la avenida de Roma, fotografiado durante el mes de marzo de 2016, cuando ya había sido despojado a la espera de un nuevo uso que no ha llegado hasta casi una década después / Manuel Marina
El edificio Estel, la antigua sede de Telefónica en la avenida de Roma, fotografiado durante el mes de marzo de 2016, cuando ya había sido despojado a la espera de un nuevo uso que no ha llegado hasta casi una década después / Manuel Marina

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